viernes, 29 de noviembre de 2013


LAS MORADAS o CASTILLO INTERIOR(4)

 

La Santa se encuentra a fines de mayo de 1577 con el padre Gracián. Los dos conversan en el locutorio del carmelo de Toledo. El va de prisa, de Andalucía a Madrid, convocado por el Nuncio. Ella está cumpliendo la orden de reclusión, impuesta por el Capítulo General de la Orden. Un retazo de la conversación nos llega directamente, de la pluma de Gracián:

"Lo que pasa acerca del libro de las Moradas es que, siendo yo su Prelado y tratando una vez en Toledo muchas cosas de su espíritu, ella me decía: ¡Oh qué bien escrito está ese punto en el libro de mi Vida que está en la Inquisición! “

“Yo le dixe: Pues que no lo podemos haber, haga memoria de lo que se le acordare y de otras cosas, y escriba otro libro, y diga la doctrina en común, sin que nombre a quien le haya sucedido aquello que allí dixere”.

“Y así le mandé que escribiese este libro de las Moradas, diciéndole para más la persuadir que lo tratase también con el Doctor Velázquez, que la confesaba algunas veces. Y se lo mandó" .

Años más tarde, Gracián mismo completa el informe:

"Persuadíale yo estando en Toledo a la madre Teresa de Jesús con mucha importunación que escribiese el libro que después escribió que se llama de Las Moradas. Ella me respondía la misma razón que he dicho, y la dice muchas veces en sus libros, casi con estas palabras:

¿Para qué quieren que escriba? Escriban los letrados, que han estudiado, que yo soy una tonta y no sabré lo que me digo: pondré un vocablo por otro, con que haré daño”.

Proyecto modestísimo, que será desbordado desde el primer capítulo del libro.

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