jueves, 10 de octubre de 2013


 
 
 
 
 
 
 

 Fundación del monasterio de la Santísima Trinidad en la ciudad de Soria.  Fundóse el año de 1581. Díjose la primera misa día de nuestro padre San Eliseo (1).

 

La fundación de un convento de Descalzas en Soria fue un regalo en todos los sentidos. El viaje desde Palencia a Soria lo hace en coche, escoltada con un aguacil que le envió el obispo, hospedaje en las mejores  fondas del trayecto y todo pagado, la casa destinada a convento que le regaló una señora, el obispo que había sido su confesor y confidente en Toledo. Vamos a escuchar a la Fundadora:

“ Estando yo en Palencia, en la fundación que queda dicha de allí, me trajeron una carta del obispo de Osma, llamado el Doctor Velázquez, a quien, siendo él canónigo y catedrático en la iglesia mayor de Toledo y andando yo todavía con algunos temores, procuré tratar, porque sabía era muy gran letrado y siervo de Dios;  y así le importuné mucho tomase cuenta con mi alma y me confesase. Con ser muy ocupado, como se lo pedí por amor de nuestro Señor y vio mi necesidad, lo hizo de tan buena gana, que yo me espanté, y me confesó y trató todo el tiempo que yo estuve en Toledo, que fue harto. Yo le traté con toda llaneza mi alma, como tengo de costumbre. Hízome tan grandísimo provecho, que desde entonces comenzé a andar sin tantos temores . Verdad es que hubo otra ocasión, que no es para aquí. Mas, en efecto, me hizo gran provecho, porque me aseguraba con cosas de la Sagrada Escritura, que es lo que más a mí me hace al caso cuando tengo la certidumbre de que lo sabe bien, que la tenía de él, junto con su buena vida”.

“ Esta carta me escribía desde Soria, adonde estaba al presente. Decíame cómo una señora que allí confesaba le había tratado de una fundación de monasterio de monjas nuestras que le parecía bien; que él había dicho acabaría conmigo que fuese allá a fundarla; que no le echase en falta, y que, como me pareciese era cosa que convenía, se lo hiciese saber, que él enviaría por mí. Yo me holgué harto, porque, dejado ser buena la fundación, tenía deseo de comunicar con él algunas cosas de mi alma, y de verle; que, del gran provecho que la hizo, le había yo cobrado mucho amor”.

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