sábado, 29 de junio de 2013


 
 
 
 
 
 

      FUNDACION DE PASTRANA. VIAJE Y LLEGADA (2)

Madre Teresa sale de  Toledo el 30 de mayo de 1569 en coche con dirección a Pastrana. Se detiene en Madrid unos diez días,  hospedada en las Descalzas Reales,monasterio de franciscas, fundado por doña Leonor de Mascarenas, aya que fue del rey. El 28 de junio funda su convento de monjas en Pastrana y quince días después el convento de carmelitas descalzos, con dos ermitaños italianos que le habían presentado en Madrid, Mariano Azzaro y Juanduch.

Los territorios de Pastrana son propiedad de los príncipes doña Ana de Mendoza y de la Cerda, y de su marido don Ruy Gómez.
Con tales anfitriones Madre Teresa tenía resuelto todos los problemas sociales y económicos.Pero la Princesa de Éboli acostumbrada a mandar, también pretendió hacer su voluntad disponiendo las obras del nuevo convento y el gobierno monacal a su gusto.Madre Teresa le para los pies a la  Princesa, y no se vuelve con sus monjas a Toledo, por no poner en peligro la segunda fundación de los  Descalzos en Pastrana y la colaboración de Ruy Gómez en ambas fundaciones de monjas y frailes.

Cuatro años después muere el Príncipe y a la Éboli se le ocurre pedir el hábito de descalza, sin discusión posible.Sueña con ser la priora perpetua de esa fundación, que había pedido a  Madre Teresa fundarla sin rentas, para de esa manera obligar a los monjas a que estuvieran pendientes de sus limosnas. Madre Teresa no accede a los caprichos de la señora, con todos los respetos y con total decisión.

“En lo que toca a las monjas ,-escribe la fundadora-, estuvo el monasterio allí de ellas en mucha gracia de estos señores y con gran cuidado de la princesa en regalarlas y tratarlas bien, hasta que murió el príncipe Ruy Gómez, que el demonio, o por ventura porque el Señor lo permitió Su Majestad sabe por qué con la acelerada pasión de su muerte entró la princesa allí monja . Con la pena que tenía, no le podían caer en mucho gusto las cosas a que no estaba usada de encerramiento, y por el santo concilio la priora no podía dar las libertades que quería”.

La solución que dio la Fundadora fue cerrar el convento de Descalzas y trasladar las monjas a Segovia.

Más detalles los leemos directamente  en el capítulo que nuestra cronista dedica a estas fundaciónes.
 Salí de Toledo segundo día de Pascua de Espíritu Santo. Era el camino por Madrid, y fuímonos a posar mis compañeras y yo a un monasterio de franciscas con una señora que le hizo y estaba en él, llamada doña Leonor Mascareñas, aya que fue del rey, muy sierva de nuestro Señor, adonde yo había posado otras veces por algunas ocasiones que se había ofrecido pasar por allí, y siempre me hacía mucha merced .
 Esta señora me dijo que se holgaba viniese a tal tiempo, porque estaba allí un ermitaño que me deseaba mucho conocer, y que le parecía que la vida que hacían él y sus compañeros conformaba mucho con nuestra Regla. Yo, como tenía solos dos frailes, vínome el pensamiento, que si pudiese que éste lo fuese, que sería gran cosa; y así la supliqué procurase que nos hablásemos. El posaba en un aposento que esta señora le tenía dado, con otro hermano mancebo, llamado fray Juan de la Miseria, gran siervo de Dios y muy simple en las cosas del mundo .

 Pues como me dijo la manera de su vida, yo le mostré nuestra Regla primitiva y le dije que sin tanto trabajo podía guardar todo aquello, pues era lo mismo, en especial de vivir de la labor de sus manos, que era a lo que él mucho se inclinaba, diciéndome que estaba el mundo perdido de codicia y que esto hacía no tener en nada a los religiosos. Como yo estaba en lo mismo, en esto presto nos concertamos y aun en todo; que, dándole yo razones de lo mucho que podía servir a Dios en este hábito, me dijo que pensaría en ello aquella noche. Ya yo le vi casi determinado, y entendí que lo que yo había entendido en oración "que iba a más que al monasterio de las monjas", era aquélla. Diome grandísimo contento, pareciendo se había mucho de servir el Señor, si él entraba en la Orden. Su Majestad, que lo quería, le movió de manera aquella noche, que otro día me llamó ya muy determinado y aun espantado de verse mudado tan presto, en especial por una mujer, que aun ahora algunas veces me lo dice, como si fuera eso la causa, sino el Señor que puede mudar los corazones .

 

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