lunes, 18 de febrero de 2013















SI EL ALMA SE ENCOMIENZA A ENCOGER, ES MUY MALA COSA 
Santa Teresa busca convicciones profundas y es vitalista. Nunca se ha dejado ganar ni por la tristeza ni por el desánimo. Por eso pide a sus monjas y a sus lectores que mostremos la dimensión religiosa abiertamente y sin miedo.

El miedo de Dios no es cristiano. No es un sentimiento auténtico frente al Padre de  nuestro Señor Jesucristo o frente a Jesús. Es cierto que ante la Majestad de Dios, la Santa se estremece de verse ruín. Pero siempre gozosamente. Jamás con una mínima sacudida de miedo. Y se apresura, en este capítulo, a diagnosticar al por mayor sus características negativas y sus nefastos efectos.

El miedo es “encogimiento y apretamiento del ánimo”. Es “amedrentarse y atemorizarse” ante  las exigencias de la virtud. Es preciso “no andar encogidos ni apretados…pues el Señor nos favorecerá”.La escuchamos:

Así que no os apretéis, porque si el alma se comienza a encoger, es muy mala cosa para todo lo bueno, y a las veces dan en ser escrupulosas y veisla aquí inhabilitada para sí y para los otros; y ya que no dé en esto, será buena para sí, mas no llegará muchas almas a Dios, como ven tanto encogimiento y apretura.

Es tal nuestro natural, que las atemoriza y ahoga y huyen de llevar el camino que vos lleváis, aunque conocen claro ser de más virtud.

Y viene otro daño de aquí, que es juzgar a otros; como no van por vuestro camino, sino con más santidad ( por aprovechar al prójimo tratan con libertad y sin esos encogimientos), luego os parecerán imperfectos. Si tienen alegría santa, parecerá disolución, en especial en las que no tenemos letras.

Es muy peligrosa cosa y un andar en tentación continuo y muy de mala digestión, porque es en perjuicio del prójimo ; y pensar que, si no van todos por el modo que vos, encogidamente, no van tan bien, es malísimo
( CP 41,5-6).



No hay comentarios:

Publicar un comentario