jueves, 4 de octubre de 2012



DOMINGO 27 del tiempo Ordinario. 7 de octubre de 2012. Homilía.


                           ANTE El AÑO DE LA FE

El Papa nos ha propuesto a la iglesia universal celebrar un Año de la Fe. Este año dedicado a la fe comienza el 11 de octubre de 2012 y terminará el 24 de noviembre de 2013. ¿Cuál es el sentido y la finalidad del Año de la Fe?

Muy sencillo.Dedicar un tiempo de especial reflexión y redescubrimiento de la fe, de nuestra propia fe.Será un momento de gracia y de compromiso para una conversión a Dios cada vez más plena, para reforzar nuestra fe en Él y para anunciarlo con alegría al hombre de nuestro tiempo Para que caigamos en la cuenta de que la fe es lo más importante en la vida de un cristiano. Reflexionemos brevemente en lo que significa tener fe.

1º) La fe es la puerta que nos introduce en la vida de comunión con Dios.¿Y en qué consiste esa vida de comunión con dios? En escuchar su Palabra, acogerla en el corazón, y dejarnos transformar por ella. El escuchar a Jesucristo implica un encuentro personal con él, e iniciar así un trato de amistad con él que nos ofrece una  vida nueva, una vida en plenitud. El fundamento de la fe cristiana es el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida humana, y, con ello, una orientación definitiva. La fe se convierte en un nuevo criterio de pensamiento y de acción que cambia toda la vida del hombre.El ejemplo más cercano a nosotros es santa Teresa de Jesús, testigo fidelísimo de la fe, signo vivo de la presencia de Cristo resucitado en el mundo de todos los tiempos.

El Papa nos anima a redescubrir el camino de la fe, para iluminar de manera cada vez más clara la alegría y el entusiasmo renovado del encuentro con CRISTO. Debemos descubrir de nuevo el gusto de alimentarnos con la Palabra de Dios, transmitida fielmente por la Iglesia, y el Pan de la vida, ofrecido como sustento a todos los que son sus discípulos.

La fe es ante todo una adhesión personal del hombre a Dios; y es  al mismo tiempo e inseparable el asentimiento libre a toda la verdad que Dios ha revelado.

Pidamos al Señor que, a lo largo de este Año de la Fe, nos conceda la gracia de vivir la belleza y la alegría de ser cristianos y seamos testigos  gozosos y convincentes de Jesucristo.

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