martes, 1 de mayo de 2012





TENER EN POCO LA VIDA Y LA HONRA

El tema de la honra ha sido largamente tratado por Teresa en sus escritos. Porque la honra, es decir, estar pendientes de la estimación de los demás, o considerarse uno como un personajillo al que los demás han de valorar y ensalzar, es una forma de esclavitud personal, de la que hay que liberarse, para crecer en la vida espiritual.

A la honra dedica este capítulo de Camino, en el que trata de lo importante que es no hacer ningún caso del linaje, los que de veras quieren ser hijos de Dios. Linaje y honra se entrecruzan, lo mismo que honra y dineros.

Teresa ausculta lo que pasa en la sociedad castellana de su tiempo. Y una de las lacras más profundas y que más condicionaba la vida social, era el culto  a la honra. Sus mismos hermanos defendieron en pleito su condición de hidalgos. “El demonio –piensa la Santa- también inventa sus honras en los monasterios, y pone sus leyes, que bajan y suben como las del mundo. Y ¿ cómo nó? Teresa también hubo un tiempo en que se preció de ser honrada, sin entender qué cosa era, y así se iba al hilo de la gente. Pero después llegó a descubrir la inmensa mentira enmascarada tras el código del “punto de honor”:” el engaño que traía de creer que era honra lo que el mundo llama honra; ve que es grandísima mentira y que todos andamos en ella; entiende que la verdadera honra no es mentirosa, sino verdadera, teniendo en algo lo que es algo, y lo que no es nada tenerlo en nonada, pues todo es nada y menos que nada lo que acaba y no contenta a Dios”. La escuchamos:

Dios nos libre , por su pasión, de decir ni pensar para detenerse en ello; “ si soy más antigua”; “ si he más años”, “ si he trabajado más”, “ si tratan a la otra mejor”. Estos pensamientos, si vinieren, es menester atajarlos con presteza; que si se detienen en ellos, o lo ponen en plática, es pestilencia y de donde nacen grandes males.

Podrá ser que digan que para qué pongo tanto en esto y que va con rigor, que regalos hace Dios a quien no está tan desasido. Yo lo creo, que con su sabiduría infinita ve que conviene para traerlos a que lo dejen todo por él. Mas créanme una cosa, que si hay punto de honra o de hacienda, que, aunque tengan muchos años de oración, que nunca medrarán mucho ni llegarán a gozar el verdadero fruto de la oración. Mirad si os va algo, hermanas, en estas cosas, pues no estáis aquí a otra cosa. Vosotras no quedáis más honradas y el provecho perdido para lo que podríais más ganar;  así que deshonra y pérdida cabe aquí junto (CP 12, 4-6).


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