jueves, 15 de marzo de 2012

EL QUE CREE EN MÍ TENDRÁ VIDA ETERNA. Domingo,18 marzo

DOMINGO DE CUARESMA IV B
El evangelio recoge una conversación de Jesucristo con Nicodemo. Nicodemo era un doctor de la ley, un intelectual, un príncipe de los judios; un hombre muy rico, vivía en un palacio en Jerusalen.- Jesucristo no tenía casa, ni donde reclinar la cabeza, ni sabía lo que iba a comer al día siguiente.- Nicodemo tenía mucho interés en conocer a Jesucristo, de quien había oido hablar con muchos elogios, y del que le habían dicho que hacía prodigios y milagros.- Quería conocerlo directamente,a solas, para tener con él una conversacion en privado, reposada, en la que pudiera llegar al fondo de los problemas...Al fin, lo encontró una tarde, al anochecer, sentado en un banco, con la cabeza apoyada en las manos. Levantó los ojos, clavó la mirada en él y le invitó a sentarse a su lado.


Nicodemo le saludó con mucha educación: “ Maestro, nosotros lo sabemos; tú has venido de parte de Dios y como Doctor. Porque nadie puede hacer las señales que tú haces, si Dios no está contigo”.- Y Jesucristo le planteó directamente la manera de entrar en el reino de Dios, que él ha venido a fundar: “ En verdad, en verdad te digo que quien no naciere del agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de los cielos”.- Le habla de un nuevo nacimiento, de un cambio radical de mentalidad, de nacer a la vida de la gracia , del espíritu, de sustituir los razonamientos terrenos por la fe : le propone tener un corazón nuevo, un espíritu nuevo.- El espíritu,- siguió explicándole-, es como el viento: “¿Oyes el viento?. Cierto, tú oyes su sonido, su voz, pero no sabes ni de donde viene, ni a dónde va. El viento sopla donde quiere. No lo ves. Así sucede con el que ha nacido del espíritu”.-


Y Jesucristo prosiguió diciéndole que tendría que morir,para salvación de los hombres; dar su vida para que los hombres tengan vida; y le puso otro ejemplo para que entendiera el significado de morir en la cruz :” Lo mismo que Moisés levantó la serpiente en el desierto, es necesario que el Hijo del hombre sea levantado para que cualquiera que tenga fe posea la vida eterna”.- Cuando los israelitas peregrinaban por el desierto, las serpientes les mordían en los pies, y algunos se envenenaban y morían. Moisés pidió a Dios un remedio, y se lo dió. Haz una serpiente de bronce y que alguien la lleve en alto; los mordidos por las serpìentes que miren a la serpiente levantada en alto e invoquen la protección de Dios, quedarán curados.- De la misma manera,- dirá Jesús-, para nacer de nuevo, para recibir esa vida nueva, vida eterna, los hombres tendrán que mirar con fe, de ahora en adelante, a quien va a ser “elevado”en la cruz, al Hijo de Dios.- “ Ser elevado” tiene un sentido amplio: comprende no solo la crucifixión, sino la resurrección y la ascensión a los cielos. Todo eso es “elevación” en diferentes pasos. En definitiva es la Pascua, el paso de Jesús de la muerte a la nueva vida del resucitado, del que va a brotar un torrente de vida para los hombres con la efusión del Espíritu.- “La vida eterna es la vida de los hijos de Dios, la vida engendrada de lo alto, la vida engendrada por el Espíritu. Cuando Jesús sea levantado en la crucifixión y en la ascensión, su comunicación del Espíritu será una fuente de vida para todos los que crean en él”.
La Cuaresma nos invita a mirar al crucificado. A beber del Espíritu que brota de su pecho divino. Y adorar su amor a nosotros :” Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna”. Escuchemos, acojamos, creamos esta gran verdad : que Dios nos ama a nosotros, a cada uno de nosotros, y que nos entregó a su Hijo único “para que no perezca ninguno de los que creen en él”. Para que ninguno de nosotros quede en el pecado, en el sinsentido, el vacio, el miedo, la muerte.., sino que tengamos vida, y no una vida cualquiera, empobrecida y temporal, sino una vida divina, vida eterna. “ El que cree en él, no será condenado; el que no cree, ya está condenado, porque no ha creido en el nombre del Hijo ünico de Dios”. Salvarse o condenarse es algo que depende de la decisión que tomemos delante de Cristo crucificado : si aceptamos el amor de Dios expresado en Jesucristo, creemos en él, y le pedimos perdón por nuestros pecados..., o nos cerramos en nuestra propia carne, en nuestra debilidad, nuestro horizonte terreno, o nuestra autosuficiencia.
“ Esta es la causa de la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron la tiniebla a al luz, porque sus obras eran malas. Pues todo el que obra mal, detesta la luz, y no se acerca a la luz, para no verse acusados por sus obras”.. Desgraciadamente así somos. Preferimos a veces la tiniebla a la luz. En el evangelio se nos apunta la razón por la cual tantos hombres prefieren la tiniebla a la luz:” porque sus obras son malas”. Y, cuando nuestras obras son malas, no nos gusta la luz, no nos gusta la verdad, para no ser acusados por nuestras obras. Esto es lo que nos pide el Señor : reconocer el pecado, aceptar ser acusados por nuestras obras, no tener miedo a la verdad, dejarnos iluminar por la palabra de Dios para dejarnos transformar por la gracia, por la vida del espíritu.“El que cree en mí, tendrá vida eterna”. - Yo creo en Ti,Tú eres el mesias, el Hijo de Dios vivo.Auméntanos la fe.

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