viernes, 14 de octubre de 2011

DAD A DIOS LO QUE ES DE DIOS Y AL CESAR LO QUE ES DEL CESAR- Domingo 16 octubre

Ezequiel,
Profeta





Los fariseos le hacen a Jesucristo una pregunta capciosa:¿Es lícito pagar impuestos al Cesar o nó?


Si responde afirmativamente se pone en contra de los judios, que no acatan estar sometidos al imperio romano; y si responde que nó, se pone en contra del poder establecido.



Pero Jesús no cae en la trampa- Les hace reflexionar ante dos realidades de distinto orden: uno es el poder temporal de este mundo, y otro el orden religioso del Reino de Dios, por El fundado. Por tanto, nadie debe divinizar nada de este mundo temporal, en que todo es relativo, nada es absoluto; el único que tiene poder y gloria es Dios. Sólo Dios es el valor absoluto. En el orden temporal, los ciudadanos deben colaborar para el recto funcionamiento de la sociedad, dar a la sociedad lo que es suyo, cumplir sus deberes cívicos y sus obligaciones sociales. Pero también, dar a Dios lo que es de Dios.


Benedicto XVI nos ha recordado recientemente: Sin Dios, el mundo no puede subsistir; pero nó cualquier dios, sino el Dios que ha mostrado en Jesucristo su rostro. Este rostro que ha sufrido por nosotros, este rostro de amor que transforma el mundo como el grano de trigo caido en la tierra. Sin la referencia al Dios verdadero, el hombre se autodestruye. Lo vemos con nuestros propios ojos. Tenemos la certeza de que Dios es la Verdad y sólo caminando tras sus huellas vamos en la dirección justa, y tenemos que caminar y conducir a los demás en esa dirección".



"Dad a Dios lo que es de Dios". Si algunos piensan que Dios puede ser un "competidor" en nuestra vida, o que con su grandeza puede quitarnos algo de nuestra libertad, de nuestro espacio vital, eso es mentira. Dios nos da siempre más. Es una utopía querer ser autónomos, independientes, querer seguir las propias ideas, la propia voluntad. Pero la historia y la propia experiencia demuestran que cuando desaparece Dios del horizonte , el hombre y la sociedad se degrada cada vez más.¿No se destruye a causa del poder de la droga, que se nutre, por una parte, del ansia de vida y de dinero, y, por otra, de la avidez del placer de quienes son adictos a ella? ¿ Acaso no está amenazado por la creciente tendencia la violencia? Si fuese más vivo en nosotros el amor a Dios y el amor por el prójimo, por las criaturas de Dios, por los hombres, ¿ podría el hambre y la pobreza devastar zonas enteras del mundo?



Pongamos a Dios en el centro de nuestra vida. que Dios sea grande en nuestra vida, así también nosotros seremos grandes.

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