sábado, 24 de septiembre de 2011

LA VISIÓN DEL INFIERNO FUE UNA DE LAS MAYORES MERCEDES QUE EL SEÑOR ME HA HECHO.

Monasterio de la Encarnación.



Celda en la que pudo tener la visión del infierno en 1560.




Nadie nos podíamos imaginar que Teresa dijese tal cosa después de la horripilante visión que tuvo del infierno, Antes había oido hablar del infierno, había leido y meditado en la existencia de un lugar que se ganan las personas que a conciencia reniegan de Dios y obran en contra de sus mandamientos. Pero esta vez, lo experimentó en su cuerpo y en su alma, padeciendo un dolor como si se le quemaran sus huesos y el corazón. Lo compara a la diferencia que hay entre una fotografía y la realidad:" En fin, como de dibujo a la verdad; y el quemarse acá es muy poco en comparación de este fuego de allá. Yo quedé tan espantada, porque aunque ha casi seis años, me parece que me falta el calor natural, por el temor que me viene aquí adonde estoy".

Pero la visión del infierno le causó un impacto tan fuerte, que le cambió la vida a Teresa. Estas son algunas de las repercusiones que experimentó, tal y como ella misma las describe:



) No me acuerdo vez que tengo trabajo ni dolores, que no me parezca nonada todo todo lo que acá se puede pasar. Y así me parece, en parte, que nos quejamos sin propósito.


2ª) Y así, torno a decir que fue una de las mayores mercedes que el Señor me ha hecho, porque me ha aprovechado muy mucho, así para perder el miedo a las tribulaciones y contradicciones de esta vida, como para esforzarme a padecerlas, y dar gracias al Señor que me libró, a lo que ahora me parece, de males tan perpetuos y terribles.


3ª Después acá, como digo, todo me parece facil en comparación de un momento que se haya de sufrir lo que yo en él allí padecí.



4ª Seais bendito, Dios mio, por siempre, Y ¡cómo se ha parecido que me querais Vos mucho más a mí que yo me quiero! ¡Qué de veces, Señor, me librasteis de carcel tan tenebrosa, y cómo me tornaba yo a meter en ella contra vuestra voluntad!


5ª) De aquí también gané la grandísima pena que me da las muchas almas que se condenan (de estos luteranos en especial, porque eran ya por el bautismo miembros de la Iglesia), y los ímpetus grandes de aprovechar almas, que parece cierto a mí que, por librar una sola de tan gravísimos tormentos, pasaría yo muchas muertes muy de buena gana ( V 32, 4-6).



Amigos del BLOG, a mi me estremecen estas consideraciones que nos hace santa Teresa, y, de verdad, que sirven de mucha para vencerme ante las dificultades y para combatir el mal que puede meternos de patas en el infierno.¡ Dios no lo permita! Con un cordial saludo, Nicolás.

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