lunes, 11 de julio de 2011

CASI SIEMPRE SE ME REPRESENTABA EL SEÑOR ASÍ, RESUCITADO






Después de muerto, Jesucristo resucitó y se apareció a sus apóstoles y a otras personas. Es un encuentro que se acerca a ellos desde fuera. Cuanto Teresa dice que se le aparecía Jesucristo en la forma de resucitado, es una visión real, pero de otro género. Lo llamamos experiencias místicas, en las que el espíritu humano viene por un momento elevado por encima de sí mismo y percibe el mundo de lo divino y lo eterno, para volver después al horizonte normal de la existencia.

La experiencia mística es una superación momentanea del ámbito del alma y de sus facultades perceptivas, a donde le lleva el Espíritu. Nadie puede por sí mismo acceder a ese ámbito en el que se le aparece Jesucristo en la forma de resucitado, o de otra manera. Esto es lo que le acontece a santa Teresa por los años de 1559 al 61 y años después.De la novedad de este acontecimiento y de su verdadera realidad es testigo santa Teresa, que lo describe así:



Casi siempre se me representaba el Señor así resucitado, y en la Hostia lo mismo, y si no era algunas veces para esforzarme si estaba en tribulación, que me mostraba las llagas, algunas veces en la cruz y en el Huerto, y con la corona de espinas pocas; y llevando la cruz también algunas veces, para - como digo- necesidades mias y de otras personas, más siempre la carne glorificada.



En vida, Teresa les comunicaba a sus íntimos amigos y confesores estas visiones, y no se lo creían. Hasta llegaron a pensar de ella que estaba "endemoniada". Por lo que escribió después: Hartas afrentas y trabajos he pasado en decirlo y hartos temores y hartas persecuciones. De esto poco se me daba a mí. Con todo, jamás me podía pesar de haber visto estas visiones celestiales, y ni una sola vez lo trocara por todos los bienes y deleites del mundo. Siempre lo tenía por gran merced del Señor y me parece un grandísimo tesoro, y el mismo Señor me lo aseguraba muchas veces.

Con estas visiones yo me veía crecer en amarle muy mucho. Íbame a quejar a El de todos estos trabajos; siempre salía consolada de la oración y con nuevas fuerzas (V 29,4).


Amigos del BLOG, santa Teresa de Ávila refrenda que Jesucristo vive y nos demuestra con vigor irrefutable que la fe en el Viviente nos puede llenar de felicidad, como le pasó a ella.Con mis saludos. Nicolás González

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