miércoles, 15 de diciembre de 2010

CUANDO PARECE LA HACE SU BONDAD VECINA DEL CIELO

Vasco de la Zarza, en la primera mitad del sigloXVI,
talló sobre madera estas primorosas transparencias.


Teresa desborda de gozo y prorrumpe en alabanzas a Dios, cuando llegó al segundo grado de oración.Lo llama oración de quietud, oración contemplativa u oración mística.

En el capítulo 15 del Libro de la Vida va describiendo las características de este grado de oración. La principal es que nadie puede llegar a este nivel por su propio esfuerzo. Es un regalo que Dios hace a la persona. En esta interacción en que hay dos protagonistas, el sujeto agente es Dios, y el pasivo o receptor es el alma. Y la acción de Dios es tan verdadera y eficaz que produce efectos gratificantes en la persona, tales como quietud, paz, sosiego, deleite suave, contento.

Entre las modernas técnicas de relajación, Teresa nos enseña la suya, la oración de quietud o del recogimiento interior.

Lo propio del alma, en este estadio de oración, es estarse en quietud y recogimiento, sentir mucho la satisfacción y paz que en ella se pone, con grandísimo contento y sosiego de las potencias y muy suave deleite. Le parece que ya no le queda nada por desear, y de buena gana diría, con san Pedro (en el Tabor), ésta es nuestra morada.

No entiende la pobrecita (alma) que, dado que ella por sí no pudo nada para traer a sí aquel bien , menos podrá detenerle más de lo que el Señor quisiere. Está tan satisfecha con Dios, que, mientras aquello dura,- aunque las dos potencias (memoria y entendimientos) se desbaraten-, como la voluntad está unida con Dios, no se pierde la quietud y el sosiego, antes ella poco a poco torna a recoger el entendimiento y la memoria.

Ha llegado a tal grado de autodominio y control de sus facultades, que estando la voluntad unida con Dios, por más que el entendimiento y la memoria vaguen por otros derroteros, no la pueden quitar su contento y gozo; antes, muy sin trabajo, se va ayudando para que esta centellica de amor de Dios no se apague. Va mucho en que el alma que llega aquí, conozca la dignidad grande en que está, y la gran merced que le ha hecho el Señor, y cómo, de buena razón, no había de ser de la tierra; porque ya parece la hace su bondad vecina del cielo.

Os invito, amigos del Blog, a practicar este método de relajación mental, no sólo en beneficio propio, sino principalmente para hacernos receptores de la acción de Dios. Con un cordial saludo de vuestro Capellán Nicolás González.

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