jueves, 8 de julio de 2010

0BRAS QUIERE EL SEÑOR

San Juan, Apostol.
En plata. Custodia del Corpus, de Ávila.
Juan de Arfe, 1571

OBRAS QUIERE EL SEÑOR



Sorprende santa Teresa por la manera que supo compaginar el cultivo de la vida interior y la actividad externa. Es monja de clausura, encerrada en el claustro, dedicada a la oración, y consigue alcalzar las más altas cimas de la contemplación y unnión con Dios.


Pero, a la vez, la vemos fuera del monasterio, contratando albañiles y dirigiendo las obras de un convento nuevo en la ciudad de Ávila, cuidando a su cuñado enfermo, asistiendo a sermones en distintas iglesias de la ciudad. Y , a partir de 1567, viajando en carro o a lomo de mulas hasta Medina del Campo, Toledo, Malagón, incluso hasta Sevilla, morando en posadas con arrieros y tratantes, o discudiendo con el Arzobispo de Burgos o el Provisor de Segovia hasta alcanzar los permisos reglamentarios para sus fundaciones.


¿Cuál es el nexo de unión entre ambos extremos? ¿Dónde está la fuerza que soporta esa tensión ardiente sin que la persona pierda la paz? El amor.Teresa vive del amor y actúa en todo por el Amor. En cada momento hace lo que el Amor le dicta. Unas veces, el Amor la extasía rezando en el coro del monasterio de la Encarnación de Ávila, dejándola absorta y como inmovil. Y, otras veces, la mantiene en pie en la escalinada de una iglesia en Toledo, esperando al Gobernador Eclesiástico, echándole a la cara que, estando ricamente vestido y bien alimentado, no puede entender que haya mujeres con zapatillas de esparto, durmiendo en la calle, por culpa de que la autoridad no les dé la autorización precisa para buscar una casa y convertirla en un convento de pobres que vivan de limosna.


¿Sus mejores amigas? Personas con obras. Copiamos este hermoso texto de santa Teresa:


Paréceme que quien me da algún alivio y con quien descanso de tratar, son las personas que hallo con estos deseos; digo deseos con obras. Digo con obras, porque hay algunas personas que, a su parecer, están desasidas, y así lo publican, y había ello de ser, pues su estado lo pide y los muchos años que hace que algunas han comenzado camino de perfección. Mas, conoce bien esta alma (ella misma) desde muy lejos los que lo son de palabras, o los que ya estas palabras han confirmado con obras (Vida,21,7).


No queda por Dios el hacer cosas grandes, sino por nuestra cobardía. Ni mira la grandeza de la obra, sino del amor.


Teresa de Jesús






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