martes, 1 de junio de 2010

LEER A SANTA TERESA ES COMO OIRLA HABLAR



LEER LOS LIBROS DE SANTA TERESA ES COMO OIRLA HABLAR


Lo veíamos ayer en el comentario que transcribíamos del canónigo don Pedro de Castro. Este sacerdote tuvo la oportunidad de conversar con santa Teresa, en vida, y leer sus escritos después de muerta. Y por eso nos ofrece un testimonio creible, que nos vale mucho a cuantos tenemos que conformarnos con leer sus obras, porque nos resulta como si nos hablara ella en persona.


Nos asegura este contemporaneo de nuestra Santa:" Los que los han leido o leyeren, pueder haber cuenta que oyen a esta santa Madre, porque no he visto dos imágenes o dos retratos tan parecidos entre sí , por mucho que lo sean, como son los libros y escritos y el lenguaje y trato ordinario de la santa Madre".


Y lo va razonando y puntualizando: " Aquel enmendarse en algunas ocasiones y decir que no sabe si lo dice como lo ha de decir, y otras cosas a este tono, son todas suyas. Y, ai yo no lahubiera tratado y comunicado en vida, dudo si acabara de creer que aquel modo de decir de los libros tan alto y tan extraordinario, podía ser o era de mujer".


"Y por eso me ha parecido certificar a los que la leyeren y no trataron a esta Santa en vida, que pueden hacer cuenta ( y será cierta) que la oyeron hablar; porque, como he dicho, no he visto cosa más parecida".


Los estudiosos de los estilos literarios han descubierto esta peculiaridad del genio de santa Teresa escritora: que habla escribiendo. Tan pronto habla consigo misma, como dialoga con Jesucristo, o conversa con sus monjas carmelitas y confesores. En especial, el libro de La Vida era como su diario íntimo, que escribió a petición de sus confesores, sin pensar ella que pudiera ser publicado.


Hay grupos de jóvenes que utilizan este método de reflexión : una j0ven, voz de mujer, lee en alto un fragmento de las Obras de santa Teresa, y los demás escuchan como si tuvieran delante la fascinante e inmortal locutora a lo divino.


Haced la prueba. Con un cordial saludo de vuestro Capellán

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