martes, 15 de diciembre de 2009

TERESA, POR CAMINOS CON MUCHOS RODEOS




En la aventura de la fe, nuestra monja Teresa de Ahumada es llevada por un camino de muchos rodeos. Pero ¿quién le hace dar tantas vueltas?


Ya dijimos que la fe es un encuentro entre dos personas. Dios por Jesucristo y Teresa. Teresa quiere serle fiel ¿ en qué?


El encuentro con Cristo se hace en el interior de uno mismo, y es ahí donde el camino es largo y tortuoso. Ese encuentro se realiza por medio de la fe. Y la fe es oscura y uno de los interlocutores está escondido. La fe es dónde y cómo el hombre se encuentra con Dios. En la oscuridad. Cuando Teresa escucha o lee un fragmento de las Sagradas Escrituras, sabe que escucha palabras dichas por Dios. Pero en el encuentro con personas, no es el intercambio de palabras lo que cuenta, sino las personas que las dicen. No son con las palabras que oímos con quien dialogamos, sino con la persona que las dice.

Teresa escucha a Jesucristo en su interior, sabe que es El, aunque no le vea, pero es como el ciego que sabe que alguien está con él, y tiende las manos sin encontrarle.

Nuestra monja dialoga con el Otro. Quiere serle fiel y no acierta. Cuando escribe, está hablando con el Otro y le cuenta sus infidelidades. Leamos un párrafo y veremos su modo peculiar de hablar escribiendo:

“ Bastara, ¡oh sumo Bien y descanso mío!, las mercedes que me habíais hecho hasta aquí, de traerme por tantos rodeos vuestra piedad y grandeza a estado tan seguro y a casa adonde había muchas siervas de Dios, de quien yo pudiera tomar, para ir creciendo en su servicio. No sé cómo he de pasar de aquí, cuando me acuerdo la manera de mi profesión y la gran determinación y contento con que la hice y el desposorio que hice con Vos... Mas Vos, Señor mío, quisisteis
ser -casi veinte años que usé mal de esta merced- ser el agraviado, porque yo fuese mejorada. ..Mas veo tales mis obras después, que no sé qué intención tenía, para que más se vea quién Vos sois, Esposo mío, y quién soy yo”( V.4,3).

Amigos del BLOG, la fe es nuestra respuesta a la llamada de Dios. Pero el amor precede a la fe. Lo veremos en la próxima. Adiós. Vuestro Capellán.

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