jueves, 1 de octubre de 2009

Hoy, fiesta de Santa Teresa de Lisieux

Amigos del Blog: La influencia de Santa Teresa de Ávila se difundió rápidamente por Francia, al poco de morir. Su enfermera Ana de San Bartolomé se dirigió al pais vecino con otras carmelitas a petición del Cardenal Pedro de Berulle. La vida, la experiencia y la doctrina de nuestra Santa, sobre todo, acerca de la oración como trato íntimo con Dios se fue infiltrándo en la cultura y la espiritualidad francesa, desde principios del siglo XVII, con un vigor y una acogida impresionante.

En consecuencia, surgieron conventos carmelitanos por doquier. Uno, al norte de Francia, es al que hoy nos referimos, el de Lisieux. Allí ingresó una jovecita, que enseguida fue conocida con el nombre que ella misma escogió al hacer la profesión, el de Teresa del Niño Jesús. Con la edad de 24 años falleció en el Convento de Carmelitas Descalzas el 30 de septiembre de 1897.

Su canonización fue rápida. El Papa San Pio X la calificó enseguida como la santa más grande de los tiempos modernos.Se distinguió la monja carmelita por su sencillez encantadora, por su prodigiosa sencillez y humildad. Intuyó la cercanía del Niño Dios en su vida, y, como la cosa más natural del mundo, empezó a hablar del caminito de abandono y confianza ilimitada en Dios Padre. Desde niña rezaba a la Virgen y a San José, con sus padres y hermanas en familia.

Escogió la sencillez, la infancia espiritual, y el abandono filial, el caminito que la llevó a la santidad. Pudo decir y escribir : No tengo conciencia de haber rehusado nada a Dios desde que cumplí tres años"."No quiero saber, no quiero entender, no quiero ver ni sentir. Sólo sé una verdad y esa me hace feliz: Dios es amor, Dios es poder, suma bondad, sumo entender".Pio XI dijo de ella :"Teresa parece más angelical que humana, y dotada de una sencillez de niño en la práctica de la verdad y de la justicia".

Entre sus escritos, destaca aquel en que ella, sabiendo que la Iglesia es como un cuerpo en el que hay muchos miembros, y que entre los fieles cristianos, unos se asemejan a los pies como los misioneros, otros a la cabeza como el Papa y los Obispos, otros a la boca como los predicadores , ella quería ser a la vez todos los miembros, es decir ocupar todos servicios en la iglesia. Hasta que un día, leyendo a San Pablo, descubrió su puesto en la Iglesia, como cuerpo místico de Cristo :"Mi sitio está en el corazón de la Iglesia". En su honor y veneración, y como un regalo personal que nos hace para nuestra recreación y gozo, os invito a leerlo:

"Teniendo un deseo inmenso de martirio, acudí a las cartas de san Pablo, para tratar de hallar una respuesta. Mis ojos dieron casualmente con los capítulos doce y trece de la primera carta a los Corintios, y en el primero de ellos leí que no todos pueden ser al mismo tiempo apóstoles, profetas y doctores; que la Iglesia consta de diversos miembros y que el ojo no puede ser al mismo tiempo mano. Una respuesta bien clara, ciertamente, pero no suficiente para satisfacer mis deseos y darme la paz. Continué leyendo sin desanimarme, y encontré esta consoladora exhortación: ` Ambicionad los carismas mejores. Y aún os voy a mostrar un camino excepcional´. El Apostol, en efecto, hace notar cómo los mayores dones sin la caridad no son nada y cómo esta misma caridad es el mejor camino para llegar a Dios de un modo seguro. Por fin había hallado la tranquilidad".

"Al contemplar el cuerpo místico de la Iglesia, no me había reconocido a mi misma en ninguno de los miembros que San Pablo enumera, sino que lo que yo deseaba era más bien verme en todos ellos. En la caridad encontré el quicio de mi vocación. Entendí que la Iglesia tiene un cuerpo resultante de la unión de varios miembros, pero que en este cuerpo no falta el más necesario y noble de ellos: entendí que la Iglesia tiene un corazón y que este corazón está ardiendo en amor. Entendí que solo el amor es el que impulsa a obrar a los miembros de la Iglesia y que, si faltase el amor, ni los apóstoles anunciarían ya el Evangelio, ni los mártires derramarían su sangre. Reconocí claramente y me convencí de que el amor encierra en sí todas las vocaciones, que el amor lo es todo, que abarca todos los tiempos y lugares, en una palabra, que el amor es eterno".

"Entonces, llena de una alegría desbordante, exclamé :Òh Jesús, amor mio, por fin he encontrado mi vocación; mi vocación es el amor. Sí, he hallado mi propio lugar en la Iglesia, y este lugar es el que tú me has señalado, Dios mio. En el corazón de la Iglesia, que es mi madre, yo seré el amor; de este modo lo seré todo, y mi deseo se verá colmado".

¡Impresionante la belleza de esta confesión personal de Santa Teresita del Niño Jesús!

Otro dato histórico quiero mencionar. Hoy se cumplen diez años de la declaración de otra carmelita insigne como copatrona de Europa. Así la nombró Juan Pablo II a la filósofa Edith Stein, que al profesar como carmelita en Colonia (Alemania) se puso por nombre Teresa Benedicta de la Cruz. Hoy tambien canonizada. Murió martir en Auschwitz.

Adios, amigos. Un saludo de vuestro Capellán.

1 comentario:

  1. A mi me enseñaron que las fiestas "producen lo que significan". Cuando celebramos la fiesta de cada santo, y recordamos su vida y su obra, nos sirve de ejemplo, y en el caso de Santa Teresa de Lisieux o Santa Teresita del Niño Jesus, como dice el Capellan del Monasterio de la Encarnación de Avila, al que saludo, el sentido de su vida fué el amor, porque "encierra en si todas las vocaciones,que el amor lo es todo, que abarca todos los tiempos y lugares, en una palabra que el amor es eterno". Seria bueno que no solo en su festividad sino tb durante toda la vida nos ayude a sentir, aunque tan solo sea un poco, ese sentimiento, para que no se nos olvide que sigue siendo siempre el principal mandamiento de la Ley de Dios.
    Hasta otro dia.

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