viernes, 25 de septiembre de 2009

Santa Teresa, niña

Amigos del Blog : De su niñez y adolescencia nos ha dejado escritos párrafos bellísimos, que vamos a transcribir a continuación. No os va a parecer tan pequeña por lo que vamos a escucharla. Es que de niña ya es el asombro de todos. La más querida de su padre y de sus hermanos. Con ellos rie, corre, se impacienta y salta como una niña entre los niños. Pero un día se levantó muy temprano, cruzó la puerta de su casa, el corral y salió a la calle. Vamos a asitir a una colosal aventura. Lo cuenta ella misma como sin darlo importancia. Pero antes les anticipo que soy el primer sorprendido cada vez que leo la primera página del Libro de la Vida.

Es una niña que lee con soltura libros que le deja su madre. Nos asombra, porque entonces casi nadie sabía leer, ni pequeños ni grandes. Lo que lee, lo comenta con uno de sus hermanos, casi de su edad. Entra personalmente en lo que lee. Si lee la vida de los santos, quiere ser como ellos. Si lee un libro de caballería, ella quiere hacer lo que un aventurero caballero. Acaba de leer que una santa sufrio el martirio y el Señor la llevó al cielo, para gozar eternamente.

Lo pensó y repensó los pros y los contras. Lo comentó con su hermano y le propuso hacer el mejor negocio de su vida: "comprar muy barato el ir a gozar de Dios". Estamos ante una niña, cuyas mejores ideas y deseos los pone en ejecución cuando está segura de ser lo mejor. Pase lo que pase. Convence a su hermano, tan niño como ella, de que tienen que irse a tierra de moros "para que allí nos descabezasen".

Otro dato positivo que descubrimos en esta niña es su referencia a Dios. Sin Dios es impensable su vida. En esta decisión le pone por medio: "pidiendo por amor de Dios, para que allá nos descabezasen".

Es una niña reflexiva. Tanto que siente interiormente rechazo, miedo y hasta espanto por lo que va a hacer. Sale a la calle, y de pronto vuelca su corazón en los padres que deja durmiendo.¿Qué dirán cuando nos busquen y no nos encuentren? Tropieza y se le cae la servilleta con el pan y el chorizo, que lleva de merienda. ¿ Dar marcha atrás? Jamás. Vamos a escucharla.

"Éramos tres hermanas y nueve hermanos. Todos parecieron a sus padres -por la bondad de Dios- en ser virtuosos, menos yo, aunque era la más querida de mi padre...Pues mis hermanos ninguna cosa me desayudaron a servir a Dios. Tenía uno casi de mi edad; juntábamonos entrambos a leer vidas de santos (que era el que yo más quería, aunque a todos tenía gran amor y ellos a mí).- Como veía los martirios que por Dios las santas pasaron, parecíame compraban muy barato el ir a gozar de Dios, y deseaba yo mucho morir así; y no lo hacía por amor, que yo entendiese tenerle, sino por gozar tan en breve de los grandes bienes que leía haber en el cielo. Y juntábame con este mi hermano a tratar qué medio habría para esto. Y concertamos irnos a tierra de moros,pidiendo por amor de Dios, para que allá nos descabezasen. Y me parece que nos daba el Señor ánimo en tan tierna edad, si viéramos algún medio.Pero el tener padres nos parecía el mayor embarazo. Espantábanos mucho el decir que pena y gloria era para siempre, en lo que leíamos. Nos acaecía estar muchos ratos tratando de esto, y gustábamos de decir muchas veces :¡para siempre, siempre, siempre! En pronunciar esto mucho rato, era el Señor servido me quedase en esta niñez impreso el camino de la verdad".

¡Había encontrado el camino de la verdad! Le va a seguir, estremecida de emoción, porque presiente que una mano amiga la lleva a lo infinito, a lo que dura para siempre ,siempre ,siempre. Sumergida en lo imposible, cuando su tio la encuentra y la hace regresar a casa, intentará otra aventura.

La dejamos para otro dia. Adios, amigos.

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